Aquí empieza el relato de las vacaciones. Dos semanas para hacer un tour exprés por las dos islas. Es imposible verlo todo en ese tiempo, pero se intento ver lo máximo posible ^^
¿Y qué mejor manera de empezar que volando? Cuando andas escaso de días, el avión es una gran solución. Volamos Auckland-Christchurch a las 6.30 de la mañana. A las 10 ya estábamos en el hostal, después del segundo desayuno en el Aeropuerto, claro está.
Y siguiendo con el tema comida, la primera tenía que ser una tortilla de patata. Aunque me arrepentí muchísimo al ver las sartenes del hostal… ¿tienen que rayarlas todas? Con que friegan, ¿con piedras?.
Pero vamos con Christchurch. La ciudad, que estaba considerada hasta hace no mucho como una de las más guapas de NZ, ahora mismo no está para muchas visitas. El terremoto dejo todo tocado, y ahora mismo es una ciudad fantasma. Casi no encuentras gente, y todo el centro está cerrado, con verjas y militares vigilando la zona. Pero no hace falta irse al centro para ver los daños del terremoto, en muchas casas podías ver una grieta, una ventana rota, un tejado cayéndose.
Después del paseo llegamos a un pequeño parque perfecto para descansar un poco, antes de emprender el camino de vuelta al hostal. Al día siguiente teníamos que coger el primer autobús, pero un viaje no es nada si no tienes imprevistos. Tienen habilitadas dos paradas de autobús, ya que la estación está cerrada. Fuimos a la parada sur y obviamente nuestro bus salía de la norte, en la otra punta de la ciudad. Cuando quedaban 20 minutos se me encendió la bombilla, releí el papel y quise darme cabezazos contra la pared. Tardamos más de 10 minutos en encontrar un taxi para ir a la otra parada, tiempo en el que aparecieron dos chicas inglesas con el mismo problema. Lo que hizo bastante ilusión: si ellas que son hablantes nativas no entendieron la frase del papel, yo no soy tan imbécil J Paramos un taxi para las 4 y fuimos a la otra parada en modo Carlos Sainz. La verdad es que el taxista se porto.
El viaje en autobús… digamos que no lo disfrute mucho. A la media hora descubrí que en este país el tema autopistas como que no. Carreteras estrechas y llenas de curvas. El que haya subido el Puerto de Pajares solo tiene que imaginarse eso 4 veces, y eso fue mi primera hora y media en el bus. Coincidió además que el primer bus tenía los mismos años que yo. En los 80 no creían en la amortiguación. Acabe como la niña del exorcista, no digo más.
Pero bueno salvando ese primer tramo luego las vistas compensaron el viaje.
Y llegamos a Motueka, pueblo pequeño desde el cual viajaríamos al día siguiente a Abel Tasman. Dimos un paseo por el pueblo e hicimos visita obligada al supermercado, para ir bien preparadas a nuestro próximo destino. Si pudiera viajar en el tiempo le diría a mi yo del supermercado que compre repelente para mosquitos….
